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Karim Marzuqa

Información Alternativa

El 'dato' encerrado en la fórmula de la Coca-Cola

Evo Morales ha dicho muchas cosas que queríamos escuchar hace más de quinientos años por la boca de un presidente boliviano. Ha dicho también cosas que se escucharon con sordina por siglos en América Latina y ha dicho cosas que revelan, por fin y ante el mundo, una de las causas de la obstinada presencia yanki en territorio andino y especialmente boliviano: el control de la Coca a través de su empresa Coca Cola. ¿Qué derivado, o derivados, de la hoja de coca es el que utilizan para elaborar la base de la Coca Cola y qué relación tiene (n) con la Cocaína?

Con su parsimonia ancestral, Evo reclamó ante la prensa internacional el trato especial que le dan los gobiernos andinos a la comercialización de la hoja de coca que "compra" la Coca-Cola Internacional, empresa emblemática no sólo del Imperialismo yanki, sino de algo más profundo y eficaz en la dominación cultural que ejerce sobre gran parte del mundo: el "modo de vida estadounidense"(¿Verdad que no hay mejor combinación que una hamburguesa o un "hot dog" con todo y una Coca Cola bien fría?)

Dijo Evo que el comercio de dicha hoja está ilegalizado entre los países andinos pero no para la empresa gringa, es decir que entre los ciudadanos y las empresas andinas no se puede comercializar libremente la hoja de coca, pero la Coca Cola sí puede comprar la cantidad que quiera en cualquier país andino que la produzca.

Más allá del dato frío y de la conclusión inmediata que se deriva de su primer análisis, podemos adelantar algunas otras hipótesis que nos llevan a dibujar otro esquema en la comprensión de la drogadicción y el narcotráfico internacional. Con tan sólo introducir en el esquema vigente el dato que estaba oculto y que nos reveló Evo Morales se abren nuevas interrogantes, surgen nuevas sospechas y cobran mayor relevancia algunos hechos pasados por "debajo de la mesa" de los especialistas internacionales en narcotráfico.

Primer interrogante: ¿En verdad se utiliza hoja de coca en la fabricación de la Coca Cola? Esta no es una pregunta retórica o desinformada sino que constituye un punto de inflexión obligatoria en el estudio del caso, porque en el año 2002 la misma empresa negó el uso de la hoja de coca en la fabricación del producto, tal como comprobamos al leer el artículo de Luís A. Gómez publicado en www.Rebelión.org, el 27 de noviembre de ese año. En el leemos:

"Hace unos días, el Viceministro de Defensa Social de Bolivia, Ernesto Justiniano, informó que su oficina había autorizado la exportación de 350 mil libras (aproximadamente 150 toneladas) de hoja de coca a Estados Unidos "para la fabricación de la gaseosa Coca-Cola"[.] El hecho fue negado por una vocera de la empresa estadounidense, consultada por el diario mexicano El Universal el martes pasado: Karyn Dest, vocera de Coca Cola, dijo vía telefónica desde Atlanta que la empresa no utiliza cocaína y que nunca ha sido parte de los ingredientes de la bebida" (Esta respuesta fue repetida en diciembre de 2002 por la representante de la trasnacional en México, Adriana Valladares).

Sorprendente esta respuesta que acaba con un mito moderno: la Coca Cola no contiene coca y mucho menos cocaína, pero. ¿Quién habló de "cocaína" en la Coca Cola? Nadie. Era una creencia, un mito ¿o un gancho publicitario? Pero de lo que sí se habló fue de las hojas de coca que compra por montones la trasnacional y la vocera lo evadió ¿o fue un Lapsus linguae? Buena vocera. ¿Interesante verdad? Pero más interesante se hace el asunto cuando seguimos leyendo en el artículo de Gómez y encontramos que:

"También se ha hecho público que el trabajo de Albo Export, una empresa propiedad del boliviano Fernando Alborta, ha exportado coca desde Perú y Bolivia los últimos años, y que entre 1997 y 1999 envió a Estados Unidos un equivalente a 340 toneladas de hoja. Estas operaciones de compra y procesamiento son severamente vigiladas, en Bolivia por la Dirección General de Control y Fiscalización de la Hoja de Coca (Digeco) y en Estados Unidos, claro que sí, por la DEA, que incluso provee los almacenes con sofisticados sistemas de alarma y los cofres especiales para guardar en New Yersey el curioso tesoro natural."

Pero esto no es todo en las contradicciones entre los expendedores "naturales" y sus "mejores clientes", porque en el año 2004, el zar antidrogas de Perú, Nils Ericsson, en un escrito publicado el 26 de enero, afirmó que: "La Coca Cola, la mundialmente conocida fábrica de bebidas gaseosas, compra al Perú 115 toneladas de hoja de coca al año y a Bolivia 105 toneladas con las cuales produce, sin alcaloides, 500 millones de botellas de gaseosas al día" (Luís Gómez, The Narco Bulletin, 28 de enero de 2005, en www.narconews.com), lo que hace pensar al articulista Gómez que la presión por erradicar la coca en Perú (y completamos nosotros: en todos los países andinos productores) es una estrategia para asegurar a Coca Cola el monopolio de la hoja de coca, no sólo con la intención de controlar ese mercado sino también para monopolizar el mercado de refrescos que utilizan hoja de coca ¿sin alcaloides? cuya fabricación está floreciente en Perú bajo las marcas Vortex Coca Energy y K-Drink.

Luego de leer todos los argumentos que rodean nuestra primera interrogante, una posible respuesta es la siguiente: Si la Coca Cola Internacional es la primera empresa multinacional (monopólica) en la comercialización de la hoja de coca, materia prima esencial de la Cocaína, para lo que se ha valido de su estatus legal privilegiado en los países andinos, y sus voceros se niegan a reconocer la utilización de hoja de coca en la fabricación de la bebida, entonces esta empresa debe ser el primer sospechoso en la investigación de las redes mundiales del narcotráfico porque ¿Qué hacen con todas esas toneladas de hojas de coca que compran anualmente?

Más allá o más acá de las preguntas y respuestas, que pueden multiplicarse por cien, vayamos por un instante a la realidad inmediata: tomemos en nuestra mano una botella de Coca Cola de 600 ml hecha en Venezuela y leamos lo que está escrito en la etiqueta luego de la identificación de la empresa productora:

"INGREDIENTES: AGUA CARBONATADA, AZÚCAR, CARAMELO, ÁCIDO FOSFÓRICO, EXTRACTOS VEGETALES Y CAFEÍNA"

¿Encuentra usted, amigo lector, alguna información que nos advierta la utilización de algún derivado de la hoja de coca? Cuando mucho nos pueden querer convencer con la enigmática expresión "EXTRACTOS VEGETALES", pero ¿de cuáles vegetales se trata y qué se les "extrae" a esos vegetales?, porque si se trata de la hoja de coca que contiene varios alcaloides, ¿cuáles desechan y cuáles dejan en la gaseosa? Y si la empresa reconociera que utiliza la hoja de coca y dice que elimina todos los alcaloides ¿qué sustancia queda? La verdad es que en vista de la contradicción evidente entre la acción de la empresa que compra toneladas de hoja de coca en Bolivia, en Colombia y Perú y el empeño de sus voceros en negar la utilización de hoja de coca en la fabricación de la bebida, lo menos que podemos hacer es demandarla por oferta engañosa. ¿Será posible que los ciudadanos de los países andinos donde se vende la Coca Cola, introduzcan una demanda (los especialistas dirían en cuál organismo y a

qué nivel) por la vía de los intereses difusos? Fracasada o exitosa sería esta una experiencia extraordinaria de pedagogía política y de integración popular.

Otras interrogantes han estado en nuestra mente desde hace muchos años como misterios que nadie se ha atrevido a desentrañar porque están "protegidos" por normas internacionales de industria y comercio, pero hoy, gracias a los "cocaleros" andinos como Evo Morales y a investigadores como Luís Gómez, ya sabemos que la gaseosa más vendida en el mundo contiene en su fórmula algún derivado de la hoja de coca y si la empresa no lo reconoce entonces debe explicarle al mundo qué hace con tanta hoja de coca en sus depósitos de Atlanta. Algunas de esas otras interrogantes son:

¿Qué derivado, o derivados, de la hoja de coca es el que utilizan para elaborar la base de la Coca Cola y qué relación tiene (n) con la Cocaína?

¿Ese derivado genera adicción en los consumidores o crea en ellos las condiciones fisiológicas para propiciar algún tipo de adicción? Y si la hoja de coca diluida en la Coca Cola no genera adicción, entonces ¿por qué tanta alharaca (léase represión, persecución y muerte) con su cultivo, procesamiento y comercialización en los países andinos?

Gregorio J. Pérez Almeida

Fuente: http://www.nuestraamerica.info

Otro mundo es posible, depende de ti

Enero: Las injusticias de hoy son las guerras del mañana Según el informe “Alerta 2005” elaborado por la Universidad Autónoma de Barcelona el año 2004 finalizó un total de 25 conflictos abiertos en todo el mundo. La mayoría de ellos obedecen a enfrentamientos intercomunitarios, a la lucha por conseguir mayores cotas de autonomía, por hacerse con los recursos naturales o por conseguir el poder político o mantenerse en él.


También, el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD 2005) hace referencia a los conflictos armados señalando que en la década de 1994-2003 éstos provocaron 13 millones de muertos, millones de desplazados y pérdidas económicas incalculables.

En un mundo en el que cerca de 850 millones de personas padecen hambre crónica y más de 1.000 millones deben sobrevivir con menos del equivalente a un dólar diario, los gastos militares alcanzaron 956.000 millones de dólares (109 millones de dólares por hora) en el año 2003. Paradójicamente, 16 países que presentan elevados índices de pobreza y marginación, tienen unos gastos militares superiores a los de sanidad y educación juntos.

La población de la mayoría de los países envueltos en conflictos armados debe enfrentarse a altos índices de desigualdad, a la violación sistemática de sus derechos como personas y a elevadas tasas de pobreza. Viven marginados, inmersos en una sociedad que les niega las oportunidades y alimenta el caldo de cultivo de guerras y enfrentamientos.

En Manos Unidas somos conscientes de que aliviar las situaciones de injusticia es la mejor manera de prevenir los conflictos, porque las injusticias de hoy son las guerras del mañana.

EDUCACIÓN COMO FORMA DE PREVENIR CONFLICTOS

En enero de 2005 la firma en Kenia del acuerdo de paz entre el gobierno de Sudán y el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLA en inglés) puso fin a un conflicto que mantuvo enfrentadas a ambas facciones durante más de 20 años y que ha causado millones de muertos y desplazados. Fueron dos décadas de lucha por el poder y por el control de los campos de petróleo, un problema racial y económico, acrecentado por el integrismo religioso, que ha dejado un país devastado. En la región de Darfur todavía continúan los enfrentamientos entre milicias árabes, apoyadas por fuerzas del gobierno, y la población africana autóctona, que mantienen inmersos en el miedo y la desesperanza a millones de personas.

El recién constituido gobierno del Sur está empezando su andadura, pero debe hacer frente a la inmensa tarea de reconstrucción del tejido social del país y, por el momento, se ve incapacitado para abarcar todas las necesidades que demanda la población. La falta de formación en todos los ámbitos (educativo, sanitario, de producción o de organización comunitaria) es más que evidente. En muchos lugares una generación entera de niños no ha recibido educación y otros muchos fueron sacados de las escuelas y obligados por la fuerza a formar parte de los ejércitos de ambos bandos. En el país, y principalmente en el sur, proliferan los huérfanos y las familias monoparentales (llevadas por mujeres) sumidas en la más absoluta pobreza y afectadas, todavía, por el terror y la desesperanza.

La diócesis de El Obeid (ciudad situada en el centro geográfico de Sudán) lleva años apoyando a los habitantes de los Montes Nuba y de las regiones de Bahr el Ghazal y Nilo Superior. Durante la guerra, con ayuda de Manos Unidas y otras organizaciones, construyeron diez escuelas en la zona. Ahora, con el fin del conflicto y el regreso de la población desplazada, se hace necesario ampliar estas escuelas y construir otras.

La diócesis, junto con las comunidades y las autoridades locales (que saben que la educación es imprescindible para acometer la reconstrucción del devastado Sur), han solicitado el apoyo de Manos Unidas para este proyecto, que contribuirá a mejorar la oferta educativa para casi 4.000 niños y cerca de 250 adultos (principalmente mujeres) de los Montes Nuba y del Condado de Twic (Bahr el Ghazal).

En el plazo de tres años se habrán ampliado y equipado seis de las escuelas ya existentes y se habrán construido, equipándolas también, otras tres. Todas ellas se utilizarán por las tardes y en periodo de vacaciones para formación de adultos, para actividades de juventud y para impartir talleres y seminarios, o como biblioteca o lugar de reunión de la Asociación de Mujeres.

De esta forma, Manos Unidas quiere contribuir a que la población de Sudán encare con esperanza una nueva vida y a que trabajen, formados y educados, para lograr un país más próspero y en paz.

Fuente: www.manosunidas.org