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Karim Marzuqa

Otro mundo es posible, depende de ti

Enero: Las injusticias de hoy son las guerras del mañana Según el informe “Alerta 2005” elaborado por la Universidad Autónoma de Barcelona el año 2004 finalizó un total de 25 conflictos abiertos en todo el mundo. La mayoría de ellos obedecen a enfrentamientos intercomunitarios, a la lucha por conseguir mayores cotas de autonomía, por hacerse con los recursos naturales o por conseguir el poder político o mantenerse en él.


También, el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD 2005) hace referencia a los conflictos armados señalando que en la década de 1994-2003 éstos provocaron 13 millones de muertos, millones de desplazados y pérdidas económicas incalculables.

En un mundo en el que cerca de 850 millones de personas padecen hambre crónica y más de 1.000 millones deben sobrevivir con menos del equivalente a un dólar diario, los gastos militares alcanzaron 956.000 millones de dólares (109 millones de dólares por hora) en el año 2003. Paradójicamente, 16 países que presentan elevados índices de pobreza y marginación, tienen unos gastos militares superiores a los de sanidad y educación juntos.

La población de la mayoría de los países envueltos en conflictos armados debe enfrentarse a altos índices de desigualdad, a la violación sistemática de sus derechos como personas y a elevadas tasas de pobreza. Viven marginados, inmersos en una sociedad que les niega las oportunidades y alimenta el caldo de cultivo de guerras y enfrentamientos.

En Manos Unidas somos conscientes de que aliviar las situaciones de injusticia es la mejor manera de prevenir los conflictos, porque las injusticias de hoy son las guerras del mañana.

EDUCACIÓN COMO FORMA DE PREVENIR CONFLICTOS

En enero de 2005 la firma en Kenia del acuerdo de paz entre el gobierno de Sudán y el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (SPLA en inglés) puso fin a un conflicto que mantuvo enfrentadas a ambas facciones durante más de 20 años y que ha causado millones de muertos y desplazados. Fueron dos décadas de lucha por el poder y por el control de los campos de petróleo, un problema racial y económico, acrecentado por el integrismo religioso, que ha dejado un país devastado. En la región de Darfur todavía continúan los enfrentamientos entre milicias árabes, apoyadas por fuerzas del gobierno, y la población africana autóctona, que mantienen inmersos en el miedo y la desesperanza a millones de personas.

El recién constituido gobierno del Sur está empezando su andadura, pero debe hacer frente a la inmensa tarea de reconstrucción del tejido social del país y, por el momento, se ve incapacitado para abarcar todas las necesidades que demanda la población. La falta de formación en todos los ámbitos (educativo, sanitario, de producción o de organización comunitaria) es más que evidente. En muchos lugares una generación entera de niños no ha recibido educación y otros muchos fueron sacados de las escuelas y obligados por la fuerza a formar parte de los ejércitos de ambos bandos. En el país, y principalmente en el sur, proliferan los huérfanos y las familias monoparentales (llevadas por mujeres) sumidas en la más absoluta pobreza y afectadas, todavía, por el terror y la desesperanza.

La diócesis de El Obeid (ciudad situada en el centro geográfico de Sudán) lleva años apoyando a los habitantes de los Montes Nuba y de las regiones de Bahr el Ghazal y Nilo Superior. Durante la guerra, con ayuda de Manos Unidas y otras organizaciones, construyeron diez escuelas en la zona. Ahora, con el fin del conflicto y el regreso de la población desplazada, se hace necesario ampliar estas escuelas y construir otras.

La diócesis, junto con las comunidades y las autoridades locales (que saben que la educación es imprescindible para acometer la reconstrucción del devastado Sur), han solicitado el apoyo de Manos Unidas para este proyecto, que contribuirá a mejorar la oferta educativa para casi 4.000 niños y cerca de 250 adultos (principalmente mujeres) de los Montes Nuba y del Condado de Twic (Bahr el Ghazal).

En el plazo de tres años se habrán ampliado y equipado seis de las escuelas ya existentes y se habrán construido, equipándolas también, otras tres. Todas ellas se utilizarán por las tardes y en periodo de vacaciones para formación de adultos, para actividades de juventud y para impartir talleres y seminarios, o como biblioteca o lugar de reunión de la Asociación de Mujeres.

De esta forma, Manos Unidas quiere contribuir a que la población de Sudán encare con esperanza una nueva vida y a que trabajen, formados y educados, para lograr un país más próspero y en paz.

Fuente: www.manosunidas.org

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