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Ricardo Lagos, ¿socialista o concertacionista?

por Eric Eduardo Palma
 
He leído en los tres últimos meses comentarios superficiales así como enjundiosos análisis respecto de Ricardo Lagos y su gobierno. Me ha llamado la atención sobre todo que se insista en el carácter socialista del ex presidente de la república, porque creo que dicha afirmación es equivocada.

No voy a desarrollar en mi propuesta el discurso de la izquierda extraparlamentaria según el cual el socialismo renovado no es auténtico socialismo, lo que nos llevaría a la conclusión obvia que el gobierno de Lagos no fue socialista. Esto puede ser tema de otro comentario, pero procuraré avanzar en otra línea de análisis.

La militancia parece ser un elemento importante a considerar a la hora de la caracterización de una posición política. De acuerdo con la ley chilena sólo se puede militar en un partido político a la vez.

Los comentaristas y analistas que califican a Lagos de socialista parecen haber resuelto uno de los grandes misterios de la política nacional ¿qué ficha de afiliación tuvo vigente Lagos durante su mandato, la del P.P.D. o la del P.S.?

Si estos partidos mantuvieron para el ciudadano Lagos el privilegio de tener dos militancias, cosa no permitida al chileno común y corriente, qué difícil se hace afirmar, sin más rigor ni precisión, que Lagos y su gobierno fue socialista.

En todo caso no recuerdo haber oído del ex Presidente que señalara que tal o cual proyecto de ley, o tal o cual decisión política, obedecía al programa particular del Partido Socialista o a la decisión del último Congreso de dicho partido.

Creo que Lagos debe examinarse en el contexto de la Concertación de Partidos por la Democracia, la alianza más exitosa de la historia electoral y política nacional.

Los 16 años de gobierno de la Concertación, que con toda seguridad serán a lo menos 20, han configurado una identidad colectiva en materia de confrontación electoral que empieza a manifestarse como un modo de ser y de sentir en política.

Creo que la reciente elección enmendó la visión que algunos proponíamos de agotamiento de esta fórmula electoral ante el posible viraje hacia la izquierda de su dirigencia máxima. El apoyo casi unánime del electorado DC a la atípica candidata del conglomerado mostró que hay Concertación para rato.

La pregunta es: ¿por qué no se asustaron los votantes de centro derecha ante una candidata agnóstica y socialista? ¿Por qué no sucumbieron ante el discurso del humanismo cristiano de Piñera que intentó crear un conflicto entre las dos vertientes humanistas que confluyen en la Concertación? Mi respuesta es que los concertacionistas no temen ni a los agnósticos ni a los socialistas en atención a la práctica política de Ricardo Lagos: éste, más agnóstico que socialista, gobernó sin atender a su visión personal de la trascendencia y en función de los intereses del conglomerado más que de un partido político en particular.

Los gobernantes que ha elegido la Concertación han venido practicando, desde el Gobierno de Aylwin, una manera de hacer política que permite el fortalecimiento de los distintos partidos que integran la coalición. Ni Frei, ni Lagos sucumbieron a la tentación de llevar aguas a su propio molino: los presidentes han operado como articuladores de acuerdos y vitaminizadores de la coalición.

La respuesta de la propia Presidenta señora Bachelet a la demanda radical es la prueba más contundente de este espíritu concertacionista.

¿Qué se quiere decir cuando se afirma que el Gobierno de Lagos fue socialista? A la luz de lo expuesto no resulta nada claro.

Cabria en todo caso preguntarse por qué personas contrarias, indiferentes y cercanas al socialismo coinciden en que estuvimos en presencia de un gobierno socialista.

Desde mi perspectiva de historiador del Derecho la cuestión de la adjetivación del Gobierno no es menor: señalar a Lagos y su período como socialista obligaría a determinar con cierto rigor científico qué es eso que llamamos socialismo en el siglo XX, desde la fundación del partido, pasando por Allende y llegando a Lagos. Es decir, ocuparnos por el problema de la identidad de una propuesta política y su consecuente actividad jurídica (producción legislativa).

¿Ha habido en la política chilena un estilo político al que podamos identificar como socialista? ¿ Tiene ese estilo un correlato legislativo? ¿Ha existido alguna vez en la historia de Chile un ordenamiento jurídico, total o parcial, al que podamos calificar como socialista?

Pienso que la respuesta a estas y otras interrogantes permitirán calificar con más propiedad al gobierno de Lagos y resolver si fue o no socialista.
 
Fuente: www.elmostrador.cl

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